En nuestra historia tenemos grabados a fuego escenas de la vida nocturna madrileña, como las campanadas en la Puerta del Sol, el famoso cartel de Schweppes de Callao o el Teatro Capitol.

Todos estos lugares tienen en común los «Rótulos de Neón».

La vida nocturna no se puede imaginar sin los sofisticados rótulos hechos a base de tubos de neón que contienen diversos gases a baja presión que emiten luminiscencia brillante gracias a electricidad.

Esta electricidad pasa por los electrodos metálicos con los que el tubo está sellado en cada extremo. Cuando se aplica un alto voltaje a los electrodos, el gas de neón se ioniza, y los electrones fluyen a través del gas. Estos electrones excitan los átomos de neón y les hacen emitir la luz que podemos ver.

Estos tubos pueden curvarse formando letras y cenefas, y pueden producir luz de colores diferentes dependiendo de los gases con los que se mezcle el neón. 

Dentro de un tubo fluorescente encontramos vapor de mercurio a baja presión y fósforo.

Después de aplicar electricidad a los electrodos que sellan el tubo, el vapor de mercurio emite luz ultravioleta (que no es visible al ojo humano). En el interior del tubo de cristal recubierto con fósforo, sucede la magia. El fósforo acepta la energía de los fotones ultravioletas y emite fotones visibles, la luz blanca por todos conocida.

La luz que vemos en un tubo fluorescente es la que genera el fósforo que recubre el interior del tubo.

En cambio, la luz que emite el tubo de neón la emiten directamente los átomos del gas neón y otros gases que contiene el tubo, según se combinan vemos el color.

Helio – luz amarilla

Mercurio – luz azul 

Dióxido de Carbono – luz blanca

Neón – luz roja

Los gases como el mercurio y el argón son altamente contaminantes, se transmiten por el aire y transportados por la lluvia o la nieve hasta ríos, mares y océanos, siendo absorbidos por plantas y animales, que a su vez, pueden llegar a ser ingeridos por los humanos.

La contaminación por mercurio, argón y otros gases contaminantes presentes en los rótulos de neón se combate optando por alternativas con tecnología LED.

Los LED son más eficientes, con la misma energía producen más luz, esto es un mayor ahorro al bolsillo, porque para generar la misma luz que un rótulo de neón o fluorescente, el rótulo LED gasta menos energía.

Las tiras LED son una alternativa al neón, al no contener gases tóxicos y ser más eficientes energéticamente. Duran más, no hay que sustituirlos tan a menudo como los tubos fluorescentes, de manera que suponen menos residuos. La tecnología LED también ofrece un abanico de colores más amplio.